"La verdadera hipocresía no es solo decir una cosa y hacer otra, sino convertir la fe en un espectáculo, buscando la aprobación de los hombres en lugar de la de Dios."
- Anónimo
En el Sermón del Monte, Jesús aborda tres prácticas religiosas clave para los judíos de su tiempo: la limosna, la oración y el ayuno. Estos actos formaban parte de la piedad judía, pero Jesús criticó la motivación detrás de su práctica cuando se hacían con el objetivo de obtener reconocimiento público.
La Limosna (Mateo 6:2-4)
Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mateo 6:2-4)
En el judaísmo del siglo I, la limosna era una práctica esencial para demostrar compasión hacia los pobres y obtener mérito religioso. Dar a los necesitados no solo era un acto de caridad, sino que también se consideraba una forma de agradar a Dios y obtener bendiciones. Sin embargo, algunos utilizaban esta práctica para ganar fama y reconocimiento, haciendo donaciones de manera ostentosa para ser vistos como piadosos.
Jesús criticó a quienes daban limosna para obtener alabanzas humanas, llamándolos "hipócritas" (del griego hypokritēs, que significa "actor", refiriéndose a quienes actúan para impresionar). En su enseñanza, Jesús pone énfasis en la sinceridad: la limosna debe ser un acto de amor y no de vanagloria, realizado en secreto para agradar a Dios, no para recibir la aprobación de los hombres.
La Oración (Mateo 6:5-8)
Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. (Mateo 6:5-7)
La oración era fundamental en la vida religiosa judía, y había horarios establecidos para orar, como la oración matutina, la de la tarde y la de la noche. Estas oraciones se realizaban tanto en el hogar como en el templo y las sinagogas. Sin embargo, algunos líderes religiosos aprovechaban estos momentos para mostrar su devoción en público, especialmente en lugares concurridos como las esquinas de las calles o en las sinagogas, donde podrían ser admirados por su aparente piedad.
Algunos estudiosos establecen que estos líderes religiosos solían buscar de manera premeditada que la hora de orar le diera justamente en los lugares públicos, con la intención de ser vistos.
Jesús señala que la oración debe ser un diálogo sincero con Dios y no una demostración pública para impresionar a otros. La verdadera oración, según Jesús, es íntima y personal. Al entrar en un "aposento" (un lugar privado), el creyente se conecta con Dios en secreto. Además, Jesús rechaza las "vanas repeticiones" (frases vacías o rituales automáticos) comunes entre los gentiles, quienes creían que las palabras elaboradas aseguraban que sus peticiones fueran escuchadas. Lo importante no es la cantidad de palabras, sino la honestidad del corazón.
El hecho de orar en secreto, no es una regla de oro para no orar de manera colectiva, al fin y al cabo no es el lugar sino la intención del corazón.
El Ayuno (Mateo 6:16-18)
Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mateo 6:16-18)
El ayuno era una práctica común entre los judíos, especialmente durante días especiales como el Día de la Expiación (Yom Kipur) o en tiempos de luto y arrepentimiento. Los fariseos solían ayunar dos veces por semana (Lucas 18:12), y algunos lo hacían de manera visible, mostrando signos externos de sufrimiento (rostros demacrados, ropa descuidada) para que los demás supieran de su sacrificio.
Jesús critica a aquellos que ayunaban de manera ostentosa, queriendo que los demás reconocieran su devoción. En cambio, Jesús pide a sus seguidores que ayunen en secreto, mostrando una apariencia normal, como si no estuvieran ayunando. El ayuno, como la limosna y la oración, debe ser un acto entre el creyente y Dios, no un espectáculo público. La recompensa viene de Dios, no de la admiración de los demás.
Jesús reconfigura las tres prácticas fundamentales del judaísmo la limosna, la oración y el ayuno enfocándolas en la relación personal con Dios en lugar de en el reconocimiento público. La piedad, según Jesús, debe ser auténtica, y las obras de fe deben realizarse en privado, donde solo Dios puede verlas. En el contexto cultural de la época, la religiosidad estaba profundamente integrada en la vida pública, pero Jesús desafiaba a sus oyentes a buscar una devoción más profunda y sincera.
Tenemos el desafío como iglesia de comprender en cómo estas enseñanzas de Jesús desafían las actitudes religiosas superficiales de la época (y de hoy). Además como mantenemos una fe sincera en medio de una cultura que valora las apariencias y finalmente sobre cómo las redes sociales actuales a menudo se usan como plataformas para "mostrar" nuestra vida espiritual, y qué podemos aprender de la enseñanza de Jesús sobre la discreción en las prácticas religiosas.
Opmerkingen