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Les dejo un regalo, la paz que se fundamenta en la práctica de la justicia, pero les regalo mi propia paz, no esa paz ilusoria que el mundo les da, yo les doy la auténtica paz a través de la justicia, no se queden tristes, ni tengan miedo. (Juan 14:27 TCB)
Martin Luther King Jr., quien dijo: “La paz no es simplemente la ausencia de tensión, es la presencia de justicia”.
Las guerras se han dado por diferentes motivos y entre ellos por los intereses que hay envueltos. No es para menos preguntarse por qué hasta el día de hoy seguimos tratando de buscar la paz mundial, algo que ha sido en cierta manera infructuoso hasta nuestros días.
Tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial, las Naciones Unidas empezaron su labor en 1945, con una prioridad: mantener la paz y la seguridad internacional. Con este objetivo, la Organización intenta prevenir los conflictos y poner de acuerdo con las partes implicadas.
Existe un premio que se entrega a hombres o mujeres que se consideran personas que “procuran la paz”. El Premio Nobel se viene entregando desde 1901. Este premio es uno de los premios más prestigiosos del mundo, el Nobel de la Paz es uno de los seis galardones creados por Alfred Nobel, científico, empresario y filántropo Sueco. Pero debido a su carácter político, el premio Nobel de la Paz ha estado envuelto en controversias con mucha más frecuencia que las otras cinco categorías de premios Nobel.
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Existieron hombres y mujeres que recibieron dicho premio donde cada uno de ellos estuvieron envueltos en situaciones que no reflejaban el carácter de un pacificador. Para su conocimiento dos miembros del comité de los Nobel presentaron su renuncia y el New York Times se refirió al premio como el Nobel de la Guerra.
El Salmo 34:14 dice: Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela. La pregunta sería, ¿En dónde estamos buscando la paz?
En Jesús hallamos nuestra paz y no es la ausencia de guerras. Los discípulos tenían muchas razones por lo cual tener miedo, desanimarse y hasta no tener paz. Jesús les deja saber que se iría, pero consigo les dejaría dos cosas muy importantes: El Consolador (Espíritu Santo) y la Paz.
Jesús no les deja en ese momento una herencia terrenal, bienes e inmuebles, les deja aquello cuyo valor sobre pasa el valor de los que de manera ambiciosas propulsan las guerras. Para los discípulos tanto el Espíritu Santo como la paz, ambos iban a ser muy necesarios en un tiempo que lo que les esperaba eran tiempos de persecución y eventualmente se encontrarían en el escenario de tener que morir como mártires (aquellos que sellan su testimonio con su vida por la causa de Cristo).
La palabra paz en el griego es "eirene", traduce paz, esta palabra tiene su trasfondo en las palabras hebreas "shalom" y "shalem," la primera significa paz, y la segunda integridad, con la connotación que la verdadera paz se da en la búsqueda de la justicia; es decir, la paz se fundamenta en la práctica de la justicia. - Diccionario TCB.
Cuando alguien en esa cultura antigua decía paz al irse, lo decían sin ningún significado en especial. Era como cuando alguien dice que te vaya bien. Jesús quería que supieran que cuando él dijo paz os dejo, no fue de la manera casual, y vacía como casi todos lo hacían.
Su paz iba más allá del uso antiguo de la época. Jesús está diciéndoles a sus discípulos; Te dejo y te doy mi paz , donde les haré justicia, los restauraré y dignificaré.
Lo que no se ha logrado conciliar en tantos años lo podemos conseguir en Jesús, quien firmó el Tratado de Paz más extraordinario con tinta de sangre en la cruz, para reconciliar al hombre con Dios por medio de su amor sacrificial.
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