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Foto del escritorJose Luis Torres

¿Es una secta tu Iglesia?

 
 

Luego de tener un encuentro con Jesús la enorme mayoría de los ya cristianos el primer paso que suelen dar es buscar una comunidad de fe en la que establecerse. En la dinámica de una comunidad de fe se le ofrece a los nuevos convertidos, Discipulado, Formación, Cuidado Pastoral, entre muchas otras cosas más fundamentales para el crecimiento del cristiano.


Hay comunidades fe que cumplen perfectamente con las características antes mencionadas, ¿pero qué sucede cuando la Iglesia en la que estás en vez de sentirte cuidado, libre y en paz; te sientes amenazado, cautivo y en continua ansiedad? Es el momento de preguntarnos: ¿será que estoy en lo que Lucas en el libro de los hechos nos presenta como Iglesia, o estoy en una secta? ¿Cumple la Iglesia en la que perseveras con el perfil de una secta, y si es así como puedo salir de ahí?

 

Ya está disponible el más reciente libro de José Luis Torres, Legatarios. Una aventura desafiante que le recuerda al lector nuestro legado de fe y la responsabilidad a asumir como legatario.

 

La Iglesia cristiana es aquella que cree que Jesús es el hijo de Dios, que murió y resucitó de entre los muertos, y que en su sacrificio encontramos el perdón de nuestros pecados. Ahora, no todos los grupos religiosos que creen en esta verdad deben ser considerados como Iglesia aunque lleven ese nombre. Hay comunidades de fe protestantes cuyo perfil no es el de la Iglesia sino el de una secta.


1- Estructura piramidal

Hay un líder principal y un grupo de líderes que son intocables, como una especie de jerarquía. Su perfil es sumamente elitista. Funcionan con la clásica estructura fraudulenta piramidal, en la que, quienes están en la cima se sienten inalcanzables, por lo que hacen creer a todos que servirle a ellos es un privilegio que no todos pueden tener. De esta manera explotan emocional, física y hasta económicamente a los adeptos.


Jesús derribó todo esquema jerárquico dentro de la Iglesia en cuanto a lo que somos ante Dios. Él dijo: "Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve." (Lucas 22:25-27).


Ninguno es mayor que otro, por eso en el cuerpo de Cristo nos sometemos los unos a los otros. (Efesios 5:21). Porque en Cristo no hay distinción entre hombre o mujer, judío o gentil, sino que como a iguales nos ha tratado el Señor sin marcar diferencia entre unos y otros.


2- Tienen una verdad absoluta la cual no puede ser cuestionada

Las muchas preguntas suelen ser mal percibidas. Y ante la falta de respuestas coherentes o bíblicas, le hacen creer a los adheridos que están manifestando falta fe. Que el problema no es lo que se cuestiona, sino que se cuestione. Se espera de sus adeptos que crean ciegamente.


La Biblia nos presenta a Jesús como alguien abierto al diálogo e incluso al debate, y lo vemos manejarse de esta forma desde que tan solo tenía doce años de edad. Preguntar es evidencia de que se piensa, pero el fanatismo inhibe la razón.  Entiendo que hay conceptos teológicos que superan nuestra mente humana, finita y limitada, y los abrazamos por fe. Pero que te digan que todo debes creerlo por fe y sin cuestionar, es un insulto a la inteligencia.


En estos contextos se suele promover más a experiencia por sobre el fundamento, y ha sido el desplazamiento de este el que les ha llevado a esa condición producto de la heterodoxia. Cuando Pablo enseñaba a los de Berea, estos se aseguraban de que las palabras del apóstol fueran cónsonas con las Escritura. (Hechos 17:10-15)


Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. (Hechos 17:11)





3- Todos deben actuar y pensar igual

Hacen sentir como poco a quienes no lucen o hablan igual a ellos. Se muestran indiferentes con ellos, y les hacen sentir que no pertenecen. Estas víctimas terminan cediendo a esos comportamientos porque sé resignan con el fin de tener aceptación social del grupo.


Una cosa es la unidad y otra es la uniformidad. La unidad es la comunión de varios que anteponen lo que les une ante lo que les diferencia, aceptando y respetando la diversidad del cuerpo de Cristo. La uniformidad es que todos deben pensar iguales, parecer iguales, y comportarse como iguales. Pero como diría Walter Lippmann, "cuando todos piensan iguales, es que nadie está pensando".


Todos somos Iglesia, pero no todos tenemos que estar de acuerdo en todo. Hay unos principios fundamentales (doctrinas primarias) para el cristianismo en los que todos estamos de acuerdo. (La divinidad de Jesús, su muerte y resurrección; salvacion por gracia; la autoridad de la Biblia;… Etc.) Pero la diversidad en el cuerpo no solo es algo real, sino beneficioso para el alcance del evangelio.


Reprimir la diversidad anula o secuestra la singularidad que Dios ha entregado a cada hijo suyo, a través de la cual Él se revela como creativo soberano, y de eso también se vale para maximizar el alcance de la Iglesia en la proclamación del evangelio.


Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. (1 Corintios 12:19,20).


4- Los aíslan del mundo

Con el discurso de vivir “separados” o en “santidad”, comienzan a ganar terreno en la mente y corazón de los adeptos, convenciéndoles de que juntarse con los que no forman parte del grupo es igual a contaminarse.


Son muchos los que terminan alejándose de sus familiares inconversos pensando que se van a contaminar, pero la verdad es que si echamos nuestra familia a un lado por no creer como nosotros, estaríamos muy alejados de aquel en quien está fundamentada nuestra fe.


Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposa considerando vuestra conducta casta y respetuosa. (1 Pedro 3:1,2).


Contrario a buscar la desconexión familiar, el apóstol Pedro enseña que a través de la relación saludable (en unidad y sujeción) las mujeres podrían ganar a los maridos que aun no habían creído. La Iglesia se compone de familias, y el verdadero evangelio une a la familia.


5- La Manipulación es su mayor arma

Cuando cuestionas sus posturas. Cuando desobedeces alguna norma. Cuando comienzas a alejarte. Su mayor arma siempre será la manipulación. Cuando cuestionas o muestras desacuerdo tratan de hacerte sentir culpable. Su objetivo es convencerte de que son indispensables en tu vida para llegar a Dios, y crear en ti dependencia de ellos.

Te manipulan para hacer que des más dinero. Te manipulan para que resistas a tu propio raciocinio. Te manipulan para mantenerte cautivo de sus ideas.


La verdad te confronta y te hace libre, no te oprime. Si donde estás te manipulan, te oprimen, y no sientes paz en ese ambiente, corre por tu vida.

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