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Foto del escritorCharlie Caraballo

El Duelo Desautorizado: Validando el Proceso de Pérdida


 
 

"El duelo es un proceso único para cada individuo, una travesía hacia la aceptación y la paz interior." - Elisabeth Kübler-Ross


Todos hemos experimentado pérdidas significativas en algún momento de nuestras vidas, desde la pérdida de un trabajo o una mascota hasta la pérdida de un ser querido. El duelo es un proceso psicoemocional necesario que nos guía a través de distintas etapas para enfrentar esa pérdida. Es importante entender que el dolor no debe ser evitado, sino aceptado y afrontado.


El duelo no sigue un camino lineal ni se completa en etapas específicas antes de pasar a la siguiente. Es un proceso individual y fluido, donde cada persona puede retroceder o avanzar en las diferentes etapas en momentos diferentes.


Cuando hablamos de un "duelo desautorizado", nos referimos a un proceso de duelo que no es reconocido, validado ni apoyado por la sociedad, la cultura o las personas cercanas al individuo que está atravesando la pérdida. Esto puede suceder debido a la falta de comprensión o empatía por parte de los demás, la minimización del dolor o la falta de apoyo emocional adecuado.


En situaciones como estas, la persona en duelo puede enfrentarse a dificultades adicionales para procesar su dolor y encontrar consuelo. Puede sentirse aislada, incomprendida o incluso culpable por expresar su dolor de una manera que no es socialmente aceptada o reconocida.



Este fenómeno no es ajeno a los círculos de fe, donde a veces se niega a las personas expresar su dolor simplemente por ser creyentes en Dios. Esta actitud es una irresponsable ante el dolor de una persona, en donde solo reflejamos falta de empatía y compasión. La fe puede cambiar la realidad, pero no negarla, por lo que en ocasiones con fe nos tocará reconocer y enfrentar nuestra propia realidad por más dura que sea. 


Incluso Jesús, conforme a la Biblia (Isaías 53:3); El mismo fue un "varón de dolores, experimentado en quebranto" En (Marcos 14:33-36), nos deja saber que experimentó profundo dolor antes de su crucifixión, mostrando así que el dolor es una parte natural de la experiencia humana.


Es crucial reconocer que el duelo es un proceso único para cada individuo. Brindar apoyo compasivo y comprensión a quienes están en duelo es fundamental para ayudarles a atravesar este difícil proceso. No debemos desautorizar a nadie en su proceso de duelo.


El Salmo 34:18 nos recuerda que "Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu". Dios comprende nuestro dolor y está dispuesto a estar con nosotros, consolándonos con su paz que supera todo entendimiento (Filipenses 4:6-7).


Finalmente, recordemos que nada será para siempre, como se promete en Apocalipsis 21:4: "Él enjugará toda lágrima de sus ojos. Ya no habrá muerte ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir".



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Gracias por la oportunidad…!

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