Colosenses 3:20-23 nos enseña que si hemos sido liberados a través de la muerte de Cristo, no debemos vivir bajo mandatos humanos como “no toques esto” o “no comas aquello.” Estas normas, aunque parecen sabias y espirituales, son simplemente doctrinas de hombres que pierden sentido en comparación con el poder transformador de la gracia en Cristo.
Para introducir el tema, es útil recordar la perspectiva de San Agustín de Hipona, quien enseñó acerca de la libertad y la gracia en Cristo, advirtiendo contra la carga que el ser humano se impone en sus intentos de autosalvación.
San Agustín dice: “La gracia de Dios, a través de Jesucristo, nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Ninguna obra o esfuerzo humano puede liberar al alma, sino solo la gracia recibida mediante la fe en Cristo. En lugar de poner confianza en prácticas que ‘parecen’ santas, debemos abrazar la transformación verdadera que solo Él puede obrar en nosotros.”
Este mensaje de Agustín subraya que es Dios quien transforma el corazón, no una serie de prácticas ascéticas o legalistas. Nos invita a confiar en la libertad y gracia de Cristo, en lugar de volvernos esclavos de preceptos humanos.
El Significado de los Rudimentos de Este Mundo
Los “rudimentos” o elementos básicos del mundo se refieren a principios de enseñanza que constituyen la base de doctrinas humanas, muchas veces inspiradas por corrientes filosóficas o creencias espirituales. Algunas doctrinas gnósticas o prácticas religiosas fomentaban el rechazo de lo físico como algo negativo, y promovían la idea de que solo lo espiritual en el ser humano es “bueno.” Estos conceptos llevaron a prácticas de ascetismo, donde las personas renuncian a placeres mundanos y viven en abstinencia severa, con la creencia de que así lograrían una espiritualidad más profunda.
En la antigüedad, estas enseñanzas surgieron entre los esenios, algunos griegos y en el gnosticismo. Aún hoy en día, ciertos movimientos en diversas religiones también promueven el ascetismo extremo.
¿Qué es el Ascetismo?
El ascetismo proviene del griego “askesis,” que significa “ejercicio,” “entrenamiento,” o “práctica.” Quienes practican el ascetismo renuncian a placeres mundanos para lograr una vida de austeridad, en busca de crecimiento espiritual. Se practica en muchas religiones como el hinduismo, budismo, judaísmo e islam, y en el cristianismo, algunos también han adoptado prácticas ascéticas.
A pesar de que el ascetismo pretende ser una herramienta para dominar los deseos carnales y fomentar la humildad y el sacrificio, Pablo recalca que no logra eliminar realmente el poder de la carne. Esta perspectiva no es solo una opinión de Pablo; en su Carta a los Colosenses, deja claro que estos rigores no tienen poder para frenar la verdadera naturaleza pecaminosa del corazón humano.
Robert Wall sobre el Ascetismo
Robert Wall, un erudito bíblico, aclara que los Colosenses fueron advertidos sobre las prácticas ascéticas, que parecían promover una espiritualidad elevada pero, en realidad, no tenían valor frente a los deseos humanos. Wall explica que:
1. El ascetismo era visto como una prisión: Bajo la influencia de doctrinas gnósticas y corrientes filosóficas de la época, los cristianos en Colosas caían en la idea de que el cuerpo era algo negativo y que solo el espíritu era bueno. Esto llevó a que se sometieran voluntariamente a prácticas ascéticas, creyendo que lograrían liberar el espíritu de la “prisión” del cuerpo.
2. Apariencia de sabiduría: Estas prácticas parecían fomentar la humildad y el dominio severo del cuerpo, pero solo eran aparentes. Como indica Colosenses 2:23, estas “doctrinas de hombres” parecían sabias porque promovían autodisciplina, pero en realidad no confrontaban el problema del pecado en el corazón.
3. El ascetismo como sistema esclavizador: Para Wall, seguir estas demandas era como volver a someterse a un sistema de esclavitud, pues los creyentes estaban regresando a los rudimentos del mundo, que los llevaban a depender de sus propios esfuerzos en lugar de la gracia de Dios.
La Ilusión de Sabiduría en el Ascetismo
El ascetismo y el legalismo parecen sabios porque, al promover una estricta autodisciplina, pueden hacer sentir a una persona que está logrando un progreso espiritual. Sin embargo, esto es solo una ilusión. Según Colosenses 2:23, “añadir reglas y evitar la creación” puede parecer “espiritual,” pero tales prácticas no transforman realmente el corazón humano. El autocontrol y las reglas no pueden cambiar la esencia pecaminosa que se encuentra en nosotros.
La verdadera transformación viene solo de nuestra unión con Cristo. Colosenses 3:1-4 nos guía hacia la solución: poner la mente en las cosas de arriba, en el nuevo hombre que Cristo forma en nosotros, en lugar de confiar en nuestras propias fuerzas.
Pablo destaca que la disciplina rígida y el ascetismo carecen de poder para detener las pasiones pecaminosas. Entonces, ¿por qué siguen pareciendo “sabios”? Observando Colosenses 2:23 y 3:1-4, podríamos reflexionar sobre cómo podemos evitar caer en prácticas que parecen espirituales, pero no nos acercan realmente a Dios.
Preguntas para reflexionar:
• ¿Cómo es que el ascetismo o el legalismo pueden parecer sabios o espirituales cuando no lo son realmente?
• ¿Por qué estas cosas son finalmente ineficaces contra los deseos de la carne?
• ¿De qué manera Colosenses 3:1-4 (ver 3:1-17) nos señala una respuesta para las pasiones pecaminosas de nuestro corazón?
Conclusión
El ascetismo y las doctrinas de hombres pueden parecer útiles a primera vista, pero en última instancia, no pueden confrontar el verdadero problema del pecado. Solo en Cristo tenemos la verdadera libertad y la capacidad de vivir en victoria. Participar con Jesús en su gracia es suficiente; no necesitamos prácticas humanas adicionales.
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