Cristianismo Progre

En cualquier contexto eclesial en el que se abracen las ideologías progres, definirán su postura como: "cristianismo que enfatiza la inclusión, la justicia social, la igualdad de género, los derechos LGBTQ+, la lucha contra la pobreza y el racismo, y una interpretación menos literal de la Biblia." Pero solo se podría llegar a compaginar algunas de estas ideologías con el cristianismo si nos liberamos de las que considero las principales doctrinas fundamentales: la autoridad, inspiración, infalibilidad e inerrancia de la Biblia.

Para entender el cristianismo progresista, debemos analizarlo como un movimiento posliberal que busca reformar la fe a través de las ideas del posmodernismo. Friedrich Schleiermacher (1768-1834), es conocido como “El padre de la teología liberal". Para Schleiermacher, el cristianismo no era un sistema absoluto de creencias, sino una forma de vida en continuo desarrollo. La fe cristiana no se trataba de hablar sobre el Dios de la Biblia, sino más bien de la “experiencia del hombre con Él”. 

La teología liberal surgió en un contexto de profundos cambios sociales, políticos y culturales. La Ilustración y la Revolución Industrial habían sacudido los cimientos de la sociedad europea y americana, desafiando las antiguas estructuras de autoridad y creencia. En ese escenario de cambios, muchos teólogos sintieron la necesidad de reinterpretar la fe cristiana a la luz de los nuevos conocimientos y valores de la época, liberándose de algunas de las doctrinas fundamentales del cristianismo; de ahí emana el término “liberal” para hacer referencia a esa corriente teológica.

Su principal característica es el rechazo a la infalibilidad de la Biblia, por lo que pretende liberarse de la revelación de Dios y abraza únicamente la razón. Rechaza abiertamente la doctrina, y a los portavoces de tal mensaje llama “fundamentalistas”. Es más importante la antropología que la teología, aminorando la fe cristiana a una experiencia humanista. Pretende derribar todo lo ortodoxo. En su vanguardismo creen que “nuevo” es igual a “bueno” demonizando todo lo que es tradicional catalogándolo de arcaico. 

Friedrich Schleiermacher (1768-1834)

Con solo una liviana idea de lo que es la teología liberal, es suficiente para con objetividad identificar el cristianismo progresista como uno que bebe mucho de esa fuente. De manera que podríamos enfocarnos en la principal característica del cristianismo progresista, y hacer análisis de cómo la Iglesia posmoderna protestante necesita ser tan reformada como aquella Iglesia Católica de la Edad Media. 

Negación de la infalibilidad de la Biblia

Entender que no toda doctrina tiene el mismo nivel de importancia es indispensable. Por esta causa, pese a las diferentes formas de entender algunas doctrinas “no esenciales”, distintas comunidades de fe pueden sostener una estrecha relación entre ellas. En lo personal, me gusta dividir las doctrinas en tres categorías. 

° Doctrinas primarias 

° Doctrinas secundarias

° Doctrinas terciarias 

Ser premilenial o posmilenial no es un asunto de salvación, por ende jamás la pondría en la categoría de doctrinas primarias. Por doctrinas primarias entendemos a aquellas que son indispensables para la fe y la salvación.

° La infalibilidad e inerrancia de la Biblia 

° Salvación por gracia 

° La justificación por medio de la fe

° La naturaleza dual de Jesús  

° Sacrificio, muerte y resurrección de Jesús  

° La Trinidad

Estas solo son algunas de las doctrinas primarias o esenciales. Intencionalmente ubiqué en primer lugar la infalibilidad e inerrancia de la Biblia, porque sin esta doctrina fundamental el resto de ellas no se pudieran sostener. Perfectamente podría compartir con alguien con el que no esté de acuerdo en alguna doctrina terciaria o secundaria. Pero nunca llamaría hermano en la fe a alguien que rechace alguna de las doctrinas primarias. Estas enseñanzas son universales y atemporales, y no dependen de circunstancias o contextos particulares.

entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,  

porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

2 Pedro 1:20-21 (RVR1960)

 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

2 Timoteo 3:16,17 (RVR1960)

Hay tres fundamentos no negociables de la Palabra que se complementan entre si:

° La inspiración de la Biblia

° La infalibilidad de la Biblia

° La inerrancia de la Biblia

° La inspiración tiene que ver con la fuente, el origen de la Palabra misma. Pablo dice a Timoteo que la escritura es “inspirada”, y la palabra griega empleada ahí fue “theopneustos” que literalmente significa “exhalado por Dios”. Cuando se dice que la Palabra es inspirada, lo que realmente estamos afirmando es que Dios se valió de seres humanos, sus lenguajes y modismos para escribir aquello que él mismo exhaló. 

° La infalibilidad es que la Palabra es incapaz de fallar, por su propio significado es que tiene inmunidad de error. Si la Biblia es un libro infalible, es también absolutamente confiable en toda su enseñanza. Así lo afirma el apóstol Pedro. 

Tenemos también la palabra profética más segura,

2 Pedro 1:19 (RVR1960)

° La inerrancia es que todo lo que Dios ha dicho está libre de errores. Todo lo que Dios ha dicho es verdad. Si no creyésemos en la inerrancia de la Palabra de Dios, tampoco podríamos sostener todas las doctrinas primarias. La infalibilidad e inerrancia de la Biblia es el fundamento que sostiene todos los fundamentos doctrinales esenciales del cristianismo. Si la Biblia fallara en lo histórico, también sería poco creíble en lo espiritual. Creo poco coherente creer en la inspiración parcial de las escrituras, porque si falla en una cosa, ¿cómo sabríamos que no erra en lo demás?

Al igual que la teología liberal, el cristianismo progre, al no creer que la Biblia sea infalible, hay apertura para abrazar las afirmaciones del pensamiento moderno que históricamente la Iglesia ha desechado. Si la Palabra no es infalible, entonces perdemos los absolutos doctrinales y terminamos cayendo en el relativismo.

Una “Iglesia” que le resta importancia a esas doctrinas primarias, y sostiene un mensaje humanista anclado en el relativismo, termina construyendo un dios a su imagen y semejanza. Se convierte en un “evangelio” anclado en la subjetiva experiencia que cada quien pueda tener. Se terminan separando principios que funcionan conectados con otros principios bíblicos, y se construye un discurso en el que la Biblia solo es una referencia y no la esencia del mensaje. Así logran hacer parecer que la Biblia dice lo que realmente abunda en el corazón de ellos. 

Sin la Biblia, Dios pasa a ser una idea trivial, y es interpretado como una fuerza o energía impersonal. Fue a través de la Ley y los profetas que Dios reveló parte de su carácter a su pueblo Israel, luego a través de Jesús y los escritos de los apóstoles. Y es a través del Espíritu Santo que Dios forma el carácter de Cristo en la Iglesia. Los frutos del Espíritu en la Iglesia es la evidencia de que Cristo está siendo formado en nosotros. 

De la misma manera en que la teología liberal se libera de aquellas doctrinas más fundamentales de la Biblia, el cristianismo progresista trivializa la Escritura Sagrada con el fin de hacer parecer relativo y subjetivo los absolutos bíblicos. Tristemente en el contexto progre la Biblia “solo es un libro humano que habla de Dios”. Pero a nosotros los seguidores de Cristo, la Biblia es inspirada, infalible e inerrante.

---

El 90% de este artículo es extraído del libro Legatarios de Jose Luis Torres.